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A comienzos de los años
1980, las posibilidades de conquistar la poliomielitis parecían lejanas.
Era preciso que una campaña internacional vacunara prácticamente
a todos los niños menores de 5 años cientos de
millones la mayoría de ellos en países que carecían
de programas integrales de vacunación. Era preciso superar divisiones
políticas, atravesar frentes de batalla y reforzar o reconstruir
completamente los sistemas de salud. Todo el mundo, desde los políticos
hasta los padres y las madres, debían participar en la campaña,
que requería una financiación considerable y sostenida.
Hacia mediados del decenio, varios factores convergieron para facilitar
la erradicación. El UNICEF y la OMS, en colaboración con varios
gobiernos de todo el mundo, habían comenzado a ampliar la vacunación
sistemática contra las seis enfermedades principales de la infancia,
entre ellas la poliomielitis, y habían vacunado a casi tres cuartas
partes de los niños y las niñas del mundo menores de dos años.
Los países de América Latina estaban llevando a cabo con éxito
vacunaciones a gran escala contra la poliomielitis, proporcionando un modelo
para las actividades internacionales. Rotary International, con miembros
en 163 países, comenzó una campaña de recaudación
de fondos para la erradicación de la poliomielitis que conseguiría
obtener más de 500 millones de dólares.
En 1988, todo parecía estar preparado. Durante la 41ª Asamblea
Mundial de la Salud, los ministros de salud del mundo aprobaron por unanimidad
una campaña internacional para la erradicación de la poliomielitis.
Catorce años después, en todo el mundo solamente se dan 600
nuevos casos al año, y una erradicación completa parece inminente.
Sin embargo, estos enormes progresos no son todavía permanentes.
Hasta que no se consiga reducir a cero el número de casos en el mundo,
el virus salvaje de la poliomielitis puede repuntar, y atacar a los niños
no vacunados en cualquier momento y en cualquier parte. Ahora que la erradicación
mundial de la poliomielitis está a nuestro alcance, es más
necesario que nunca conseguir un compromiso político sostenido y
una financiación amplia. |
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©
Sebastião
Salgado
Pakistán
Un niño recibe una vacuna en el poblado de Hiro-Jo Whandhio en el Desierto de Thar cerca de la frontera con la India. |